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Escuchar también es medicina: por qué cada síntoma merece tiempo

Una de las cosas que más valoro en mi trabajo como médico internista es el tiempo que le dedico a escuchar. Puede parecer algo menor, pero muchas veces es lo que cambia todo. Escuchar con atención, sin prisa, sin interrumpir, puede ser la diferencia entre un diagnóstico acertado y uno que se escapa por no haber hecho la pregunta correcta.

Soy la Dra. Isabel Luján Rojo y hoy quiero hablarte de algo que no siempre se enseña en los libros, pero que he aprendido en la práctica: escuchar también es medicina.


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Cuando el cuerpo habla y nadie lo escucha

Hay personas que llegan a consulta con una lista de síntomas que llevan años sintiendo: cansancio, malestar digestivo, palpitaciones ocasionales, niebla mental, inflamaciones... Y en ese tiempo han visitado especialistas, se han hecho estudios, han probado medicamentos, pero sin un resultado claro.


Y cuando comienzan a contar su historia, lo hacen con cierta timidez, como si temieran sonar exagerados. Como si nadie los hubiera escuchado realmente antes.

Lo que he aprendido es que hay mucha información clínica en el relato del paciente. Y que muchas veces, ese relato no cabe en una consulta de 10 minutos.


La prisa no diagnostica

Entiendo que el tiempo es valioso, para el paciente y para el médico. Pero hay cosas que no pueden acelerarse sin sacrificar precisión y cuidado. Cuando un paciente siente que su historia no tiene espacio, puede dejar fuera datos importantes. A veces porque no hubo confianza. Otras, porque simplemente no hubo tiempo.


En Medicina Interna, cada dato puede ser una pieza clave: un cambio en el apetito, una sensación corporal extraña, una observación que parece insignificante pero que conecta todo. Por eso, tomarse el tiempo de escuchar no es lujo, es diagnóstico.


Escuchar para entender, no sólo para responder

Escuchar activamente no significa solo dejar hablar. Significa prestar atención a cómo se expresa el malestar, a cuándo empezó, a qué lo agrava, a qué lo mejora. Significa hacer preguntas abiertas, permitir pausas, leer el lenguaje corporal. Y sobre todo, validar lo que la persona siente.

No todos los síntomas tienen una causa evidente en los primeros cinco minutos. A veces, hay que entender al paciente antes de entender la enfermedad.


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Lo que me ha enseñado escuchar

Escuchar me ha permitido ver más allá del diagnóstico. Me ha ayudado a detectar problemas que parecían desconectados. A encontrar patrones entre síntomas aparentemente aislados. A ver a la persona antes que al expediente.

Y también me ha enseñado que el simple hecho de ser escuchado ya es parte del proceso de mejora.


En mi consulta, tu historia tiene espacio

Si llegas conmigo y no sabes por dónde empezar, está bien. No necesito que traigas la respuesta. Sólo necesito escucharte. Porque sólo así puedo ayudarte a construirla.


Gracias por leer,

Dra. Isabel Luján Rojo

Médico Internista | Torreón, Coahuila

 
 
 

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